lunes, 1 de noviembre de 2010



"Quizá el amor, por muchos violines que le pongan, solo sepa bailar dando palmas.
Y las personas seamos distintas, ilógicamente adyacentes, aproximadamente normales
y todas, todas dispuestas al juego de la equivocación.
La pasión y sus toboganes entonces sean ese hundirse hacia abajo hasta que
tocas fondo.
O el temor un conciso movimiento de flanqueo
ajustado a los márgenes de la inteligencia.
Por eso ahí va el repiqueteo de tambores preludiando las
8 letras
que siempre logro decir en premoniciones sin munición
que las dejan finalmente en simple intento:
Te quiero.
Es decir, quería decirte.
Eso…"




P.

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