Y si además tú me devuelves la mirada me vuelvo loca. Tienes la capacidad de bloquearme con sólo aparecer. Como aquella vez que ibas con tu camisa de cuadros azules y negros tan grunge que te queda tan bien y yo olvidé dónde estaba y lo que estaba haciendo. Como aquella vez que me crucé contigo y las palabras se quedaron selladas en mis labios. O como aquella otra vez que pasé a tu lado, te miré y me sonreíste mientras te quitabas un casco de música arrancándome el “Hola” más tímido de mi vida. No puedo evitar pasarme el día esperando verte, esperando cruzarme contigo para poder escuchar tu voz una vez más. Intento forzar un encuentro inesperado pero las cosas no suelen salirme como me gustaría. Sueño con el día en que te acercarás y me dirás “Hola” con una de tus medias sonrisas que me tienen enganchada a ti. La verdad es que todo esto parece una locura. De hecho, es una locura. Pero no es algo que yo pueda elegir ya que con sólo oír tu nombre mi corazón se acelera…
En realidad, todo es culpa de la primavera.
P.
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